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¡Sorprendente! Estudio de ADN revela el origen de los habitantes de Machu Picchu

Un impresionante estudio de ADN de hace 500 años causó revuelo en la comunidad internacional al revelar nuevos secretos sobre los antiguos habitantes de Machu Picchu. De acuerdo a los resultados de análisis, la también conocida ‘ciudad perdida de los incas’ no solo fue un centro aristocrático, sino también un punto de encuentro para personas de todo el Tahuantinsuyo, el imperio incaico, lo que abre nuevas perspectivas sobre la historia de los incas, así como la diversidad cultural y la conectividad de las civilizaciones precolombinas en Sudamérica.

Para llegar a esta conclusión, un equipo de investigadores, liderado por Lucy Salazar de la Universidad de Yale (EEUU), llevó a cabo la secuenciación análisis del ADN de hace 500 años preservados en los restos dentales de 34 individuos encontrados en Machu Picchu. Además, la información genética obtenida fue comparada con otros restos de Cusco y el valle de Urubamba, revelando la amplia diversidad genética de sus habitantes.

Los investigadores descubrieron que estos individuos provenían de diversas regiones del antiguo imperio, como las costas y montañas del Perú, Ecuador, Colombia, Brasil y Paraguay, lo que sugiere que Machu Picchu fue un punto de convergencia para diferentes culturas y etnias de Sudamérica.

La mayoría de los habitantes de Machu Picchu entre 1420 y 1532 eran sirvientes conocidos como ‘yanacona’ (hombres) y ‘aclla’ (mujeres), personas étnicamente diversas que llegaron a la ciudadela desde varias latitudes.

Así era la vida de la ciudadela inca

El estudio muestra que los habitantes de Machu Picchu vivían en condiciones relativamente buenas, con acceso a alimentos y sin signos evidentes de enfermedades graves, malnutrición o violencia, a pesar que muchos provenían de origen humilde. Además, los residentes de Machu Picchu vivían con cierto bienestar, llegando a vivir hasta edades avanzadas sin grandes complicaciones de salud.

Estos hallazgos cambian la percepción de Machu Picchu como un centro puramente aristocrático, sugiriendo que la ciudadela desempeñó un papel más amplio como un nodo de intercambios culturales y de convivencia entre personas de distintas procedencias.

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