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Estudios aseguran que practicar un instrumento musical cambia la anatomía cerebral en los niños y niñas

¿Sabías que si tu niño o niña practica un instrumento musical puede mejorar las habilidades en el lenguaje, memoria, conducta e inteligencia espacial? En efecto, numerosos estudios determinaron que la música puede traer millones de beneficios.

Para determinar este hallazgo, un profesor del Instituto Tecnológico de Zúrich, Lutz Jäncke, recogió una gran parte de los estudios publicados en «Faculty of 1000«. Ahí, más de 2 mil científicos relevantes han publicado sus investigaciones científicas.

Dentro de esta gran recopilación, estaban los alcances de la música como terapia neuropsicológica. Los estudios revelan que practicar un instrumento desde corta edad, mejora las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial —capacidad para percibir de forma detallada el mundo y formar imágenes mentales de los objetos—.

Estas habilidades son fundamentales para el pensamiento cotidiano. Las funciones a las que contribuyen van desde envolver un regalo, hasta solucionar problemas matemáticos complejos.

Por otro lado, en un estudio fue publicado por la revista “Journal of Neuroscience” se determinó que luego de enseñar a tocar un instrumento durante 15 meses seguidos, se detectó que todos habían experimentado cambios visibles en su anatomía cerebral. Resultando las áreas usadas para procesar la música mayores y más activas. Las regiones involucradas empiezan a cambiar, incluso, a los pocos meses de empezado el entrenamiento musical.

Otra investigación realizada en 2006 por la Universidad McMaster, señaló que los cambios se comienzan a detectar luego del cuarto mes de comenzado el entrenamiento musical.

La terapia musical

Si la música tiene una fuerte influencia en la plasticidad del cerebro, es muy probable que ese mismo estímulo de entrenamiento musical mejore el rendimiento cognitivo, según Jäncke.

Uno de los estudios más importantes en este aspecto fue realizado en 2008 por Teppo Sarkamo, neurólogo de la universidad de Helsinki. Lo que hizo, fue examinar si escuchar música aumentaba las probabilidades de recuperar funciones neurocognitivas y mejorar el estado de ánimo luego de un accidente cardiovascular.

Los resultados fueron prometedores. La recuperación de la memoria verbal y la mejora en la capacidad de atención mejoraron notablemente. Y lo más importante, existió una mejora sustancial en el estado de ánimo de los pacientes.

Según Jäncke, la música es una herramienta terapéutica no invasiva. Además, la formación musical puede mejorar las habilidades lectoras y de escritura si se utiliza en niños con dislexia.

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